domingo, 3 de julio de 2011

LA INTELIGENCIA



Antes que nada, quiero disculparme por no haber escrito en todo este tiempo, sin embargo, la inspiración es un bien esquivo y no fácilmente asequible, que por un momento perdí, pero vamos a ver como nos va ahora...

La inteligencia a mi juicio, no es una característica esencial de los seres humanos, sino compartida con todo el reino animal, que de una u otra forma nos dan muestra de que si bien es rudimentaria en ellos, algún grado de inteligencia manifiestan tener.

Desde que los homínidos -nuestros antecesores- iniciaron su periplo en la tierra, la inteligencia se ha multiplicado exponencialmente. A pesar de que estos seres de los cuales no tenemos mayor dato, es posible esbozar que eran poseedores de una gran inteligencia, tal vez no como la concebimos ahora, pero inteligencia al fin. A ver, vamos por partes, remontémonos unos 4.5 millones de años atrás, nuestros antepasados de estatura escasamente superior a un metro con veinte centímetros iniciaron la conquista del mundo en franca desventaja. Desventaja? Si, desventaja.

Pero como en desventaja si lograron conquistar el mundo? Pues en desventaja porque no eran los más fuertes, los más veloces, los que tenían los sentidos más desarrollados o los depredadores más efectivos, al contrario, por carecer de esas facilidades eran una presa sencilla. Sin embargo lograron subsistir por la inteligencia, pues al no tener los atributos descritos con anterioridad, por medio del ingenio y supongo la ventaja que da el número, lograron cazar a presas más veloces y más fuertes; este intelecto logró el desarrollo de armas arrojadizas -las piedras en primera instancia- que permitieran con el impacto matar a la presa, o inmovilizarla por el tiempo suficiente para abalanzarse sobre ella. La subsistencia quedó ligada indefectiblemente a la inteligencia... El dominio del fuego, la rueda, el alfabeto, la matemática y tantas otras cosas... coronaron la expresión de la inteligencia.

Y desde esa época la inteligencia inició su desarrollo, al punto como la conocemos  el día de hoy, sin embargo, el ser tan racionales -como lo somos el día de hoy- nos ha privado de la capacidad de sorprendernos, tratamos de explicar todo... Nos perdemos de la emoción del momento en muchas ocasiones y dejamos de apreciar las cosas buenas y silenciosas de la vida: un amanecer, la lluvia, caminar de la mano con la persona amada, el deleite de una comida que nos gusta, el placer de un beso...

Procuremos pensar un poquito menos, y sentir un poquito más, el pensar demasiado nos ha metido en los problemas que tenemos el día de hoy...



1 comentario:

  1. Que bonito pero sobre todo muy cierto, a veces por pensar mucho nos perdemos de cosas hermosas...

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